escapándose de nuestros sentidos;
algunas veces sin embargo consuela
encontrarlos aunque sea en sueños,
ese ejercicio diario que nos prepara
para el sueño en una próxima etapa.
Y en ellos los vemos, los tocamos, nos hablan,
nos ven, nos tocan, les hablamos
y engañamos tal vez a la realidad
abrazándolos fuerte, fuerte, muy fuerte.
Se acerca el mes que me rodea
abrazándome con sus días tras días,
de un lado con un pequeño, del otro
con brazos de quien nos dio la vida.
Me quedo entonces con la creencia
segura, fuerte, fuerte, y más fuerte:
que hago el ejercicio de soñar siempre.
Y me asiste Kavafis, Constantino, el Griego,
poeta que sin saberlo llegando llega
donde yo ni siquiera me acerco...
...Y me regala sabios versos sabiendo,
que los hago míos casi robando
esa sabiduría que comprar no puedo:
"Amadas voces ideales
de aquellos que han muerto, o de aquellos
[perdidos como si hubiesen muerto:
algunas veces en el sueño nos hablan;
algunas veces la imaginación las escucha.
Y con el suyo otros ecos regresan
desde la poesía primera de nuestra vida
como música nocturna perdida en la distancia".
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