Sabemos esquivarlos. Pero eso no nos devuelve tu presencia física. Tus palabras. Tus silencios sabios y "mascando pensamientos" que uno adivinaba en los últimos tiempos como una recorrida por la vida y proyección de "las vidas". De las nuestras.
Sabe Dios que creo que pensar muchas veces hace daño...y ese es uno de mis defectos. Pero me ayuda a CREER.
A creer que el paso por este mundo no es casual sino causal, y vos, MAMÁ, en eso supiste mucho.
Estoy y estamos sin vos, pero te tenemos a la vez en esa parte que no es física y que no sabemos muy bien donde encaja, donde se encuentra. En el corazón tal vez, como una presencia que la ciencia no ha podido, y no podrá localizar. En el cerebro quizá. En todo nuestro ser, me quedo con esto, porque somos un todo. En esa chispa que nos fue dada en gracia desde tiempos sin tiempo.
Estoy...con voz. Con voz que dirijo a vos cada día, sin faltar, y se que me escuchás y que no respondés con palabras porque estás para tareas mucho más grandes, nobles y por fin con ese premio en tus manos.
Solamente pretendo no ser yo quien no te sepa escuchar. No quiero que eso me pase...